Como el equipo actual no da mucho de que hablar es mejor remontarnos a la historia del Campeonísimo Guadalajara, aquel de finales de los cincuenta y -materialmente- toda la década de los sesenta, está llena de alegrías, historias y anécdotas. Pero creo que ninguna es tan recordada por los viejos aficionados como aquella de la final del torneo 1962-1963. Ese año, las Chivas Rayadas del Guadalajara buscaban no un campeonato más, sino el quinto de manera consecutiva.
El último partido se jugó el 20 de diciembre de 1962. El rival de esa noche era el Oro, cuadro también jalisciense, que luchaba palmo a palmo por el campeonato de Liga. Guadalajara no necesitaba más que del empate para obtener el título; el Oro, requería de la victoria.
Las Chivas tenían una racha en sus últimos encuentros de ocho triunfos y siete empates. No habían perdido ni pensaban hacerlo. El Oro, en cambio, tenía entre sus filas a Amaury Epaminondas, líder de goleo del certamen.
Las tribunas, sobra decirlo, se encontraban abarrotadas y no fue poca la cantidad de aficionados que se quedó afuera del estadio con la ilusión de poder entrar de último minuto. La estrategia de Guadalajara, pese a que tan sólo necesitaba del empate, fue la de atacar los noventa minutos. La del Oro, pese a que necesitaban del triunfo, a defenderse y contragolpear.La defensiva áurea mantuvo a raya a las Chivas, que se fueron desesperando. El Oro, en cambio, fue ganando terreno aún cuando la cabaña de "Tubo" Gómez se encontraba tranquila. Fue al minuto 25 del segundo tiempo cuando el Oro consiguió lo que anhelaba. En una descolgada anotaba el gol que lo ponía con el título en la mano.
El partido y las condiciones del mismo, permitieron al Oro manejarlo a su antojo. Se acercaban los minutos finales y los rayados ya desesperados, se lanzaban con todo ante el bien protegido marco áureo. Es entonces, cuando el portero "Tubo" Gómez, se dirigió al "Chololo" Díaz y le presentó una estrategia. Lanzarse al ataque para tomar por sorpresa a la defensiva contraria -en aquellos tiempos ni quien soñase que el portero podía atacar-. Lo que parecía descabellado, fue visto también como única opción. Faltaban cinco minutos para el término del encuentro cuando Isidoro Díaz hizo la seña convenida con "Tubo" Gómez para que éste se fuera a colocar al manchón penal. Los defensas del Oro serían tomados por sorpresa y ante los centros precisos de Díaz, Gómez podría rematar con cierta facilidad. El "Chololo" cobró una falta mandando el esférico a la cabeza de Gómez que entraba por el centro. Este remató y la mandó directo al ángulo superior de la portería que defendía Mota, quien en un lance en verdad extraordinario, logró desviar el balón a tiro de esquina. La gente, gritó de emoción ante esta jugada inesperada. Loca, de pie, aplaudía a rabiar, pero el gol no entró.
Faltando escasos segundos para que terminara el encuentro, un tiro de esquina daba una nueva oportunidad para desarrollar la jugada. "Chololo" envía el centro y nuevamente Gómez remata al momento que es empujado por un contrario. El balón, salió ligeramente desviado de la portería.
El Oro se coronó campeón, arrebatando el título a las sagradas Chivas Rayadas del Guadalajara, pero esa jugada de Gómez, siempre será recordada como: "El remate que pudo cambiar la historia"...